Ellos y las infidelidades, nosotras
y… qué es eso?
Aún a portas de acabarse el mundo
se sigue escuchando que las causas de las infidelidades de los hombres siempre
se relacionan a las mujeres que los acompañan, los incomprendidos, los nunca
satisfechos y blablabla; día a día surgen nuevos artículos que indagan sobre
esta “característica” innata de los varones, en unos los relacionan con una
parte del cerebro que nosotras no tenemos (o algo así), en otras por que no
piensen con la de arriba sino con el de abajo y bueno así un sin número de
teorías –bastante convincentes-.
Espero no herir susceptibilidades
ni metérmele al rancho a alguien que esté pasando por una situación de estas, pero
escribiré algo que nació luego de leer esta publicación: http://www.quelespasa.com/relaciones-sexo-mujeres-fidelidad/
. Partiendo de esto voy a definir la infidelidad como: Acto (desde un beso
hasta…) realizado por una persona (hombre o mujer) con pareja oficial (novi@,
espos@) con una persona diferente, motivado por el deseo (partiendo de la
premisa que como dijo Rousseau "Desear no es querer. Se
desea lo que se sabe que no dura. Se quiere lo que se sabe que es eterno.").
En mis 27 (bien vividos) años no
he pasado por una infidelidad y eso no significa que no haya existido, pero mis
maravillosos ojitos color café claro nunca vieron nada, así que insisto, nunca me
han puesto cachos. Pensar así no me hace una mujer ingenua ni mucho menos una
pobre engañada sino más bien alguien segura de lo que es y de lo que puede
ofrecer hasta el punto de que esto no afecte su estabilidad, tranquilidad y
amor propio.
Hablando de géneros pienso que no
se necesitan teorías sino simplemente
salir a la calle sin un rumbo fijo, caminar, observar y detallar por unos
instantes el movimiento de miradas de un caballero versus el de una dama común,
ella seguramente irá segura luciendo su hermosa pinta seleccionada con sumo
cuidado la noche anterior para poder verse en el reflejo de las vitrinas
despampanante y repetirse a si misma lo hermosa que es, mientras él estará
sentado esperando que pase una tras otra, mirarla disimuladamente mientras está
de frente pero cuando de la espalda desvestirla e imaginarla… mejor dicho.
Es obvio que ellos nunca están
conformes, ni siquiera Marc Antony teniendo la cola más grande del mundo lo
fue, ni los traquetos que consiguen jovencitas, las operan y las vuelven
bastantonas porque luego terminan consiguiéndose una flaquita desgalamida o los
que buscan la más calmada para luego cambiarla por la más loba salvaje; en fin,
ellos y su bipolarismo…. La clave en nosotras es que no buscamos conformidad,
lo único que necesitamos para no desear estar con alguien más, es que los ojos
de la persona que esté a nuestro lado brillen más de lo normal cuando nos miran,
no necesitamos que nos complazcan, nadie más que nosotras mismas puede entender
cuanto nos gusta estar recostadas sobre el hombro de esa persona, que nos abrace
cuando tengamos miedo o que solo con darnos su mano nos haga sentir que todo
estará bien…
No somos infieles porque no
podamos, es obvio que somos más astutas, no lo somos porque no vivimos
insatisfechas, ni pensando que siempre podemos estar con alguien mejor, ni
necesitamos demostrar “hombría” ante nuestros amigos y hace mucho tiempo
descubrimos la diferencia entre desear algo y querer estar con alguien de todas
las formas posibles. Ellos en su afán de “disfrutar” mientras la “incauta“ arregla
la casa, atiende a los niños o se alista para recogerla por la noche seguirán
vacilando por la vida hasta el punto en el que entiendan que su mismo cuerpo le
exija hacer un alto o al regresar a recogerla ella ya haya cambiado la
cerradura.
En este último punto es en el que
quisiera concluir, la infidelidad no se mide por que tanto haya hecho la otra
persona, es o no es. Sea mujer u hombre si se opta por que no lo fue hay que asumirlo así para siempre,
no se vale decir “te perdono pero no lo vuelvas a hacer” porque en el menor
descuido se buscará la venganza o se es permisivo para que vuelva a pasar...