El hombre de la montaña…
Atrás quedaron las páginas de citas, las salidas con amigas
a “pescar” en centros comerciales, bares o discotecas. Si quieren conocer un
hombre, uno que huele, hable, camine y sienta de verdad, háganlo en la montaña…
Ese hombre no
abre la puerta al bajar del carro en la primera cita para impresionar para esperar que en las siguientes, tú seas quien lo haga; te brinda su mano cuando estés
a punto de hacer cumbre, o te da ese último empujón para lograrlo…
Ese hombre
no te acomoda la silla para que te sientes de espaldas a la mujer que él quiere
seguir mirando, te sede su cómoda piedra para que recobres energías y busca el
terreno menos escarpado por si prefieres ver animales en las nubes…
Ese hombre no huele a Paco Rabanne, One Million o Diesel; huele
a tierra, flores y campo. No se baña con agua embotellada para mantener su piel
tersa, lo hace con el agua de los manantiales que acompañan su camino…
Ese hombre no te dirá mentiras para evitar una segunda
salida, hará lo posible para que se repita y si miente será solo cuando haya
escuchado un rugir cercano y quiera evitar que te atemorice pero cuando pase el
peligro terminará confesándolo…
Ese hombre no termina conversaciones porque se acabó el plan
de datos, te invita a caminar con o sin rumbo para hablar de cada aventura y le
agrega al final que contigo siempre podrá ser mejor…
Ese hombre no aplazará un plan por la lluvia, dinero o
pereza, siempre tendrá una buena razón para caminar…
©Mariposa
Noviembre 2013
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