viernes, 15 de enero de 2010

Inyección


Llegaste cuando ya estaba desvaneciendo
justo en el momento que decidía dejar de luchar
aquél instante en el que todo lo creí bien merecido
y me preparaba para el gran final...

Mis manos estaban tan arrugadas y sin fuerza
mis pies ya no querían dar un paso más
mi corazón se negaba a seguir latiendo
y mis recuerdos me derrumbaban las ganas de soñar...

Toda la gente se hacia nadie, saludaba solo por... saludar
pero estaba seguro que a la mañana siguiente ya no habría más
pensaba las diferentes formas en que acabaría
hasta imaginé simplemente hundirme en el mar...

Ya ni las pinturas tenían forma
y las aves me molestaban con su "aburrido"cantar
las mujeres que antes vi atractivas ahora me parecían un oscuro lunar
y los manjares que alguna vez disfruté solo me producían ganas de trasbocar...

Decidí entonces no comer para no morir envenenado
no dormir para no terminar en un sueño atrapado
no nadar para no llegar hasta ti acongojado
y mucho menos hablar para no admitir que estaba equivocado...

Pero, ese bendito día en el que te ubicaste frente a mi
en el que me dijiste quien eras y sin temor a equivocarme sonreí
me inyectaste ese antídoto mágico para la soledad
y desde entonces solo me dedicaré a agradecerte esta nueva oportunidad.

-Nada es casualidad-

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